El sabor es delicioso gracias a su grosor y textura. Un snack ligero para aprovechar el buen tiempo y comer de forma saludable.

Precalienta el horno a 225 grados y pon papel de aluminio en la bandeja para que haga de antiadherente. A continuación, rocía el papel de aluminio con aceite de girasol. Continúa lavando el calabacín muy bien para que no queden restos de suciedad. Con la ayuda de un cuchillo corta el calabacín en rodajas finas, aproximadamente del grosor de una moneda para que tenga el grosor ideal cuando esté horneado. Coloca las rebanadas en la bandeja y con la ayuda del aceite de girasol ve impregnando las rodajas de calabacín. Añade ahora un poco de sal y deja que el calabacín la absorba.

Es el momento de jugar con los condimentos ya que es una receta que tiene posibilidades infinitas pudiendo añadir cualquier especia. Coloca ahora bien las rodajas en la bandeja e introdúcela en el horno. Hornea durante aproximadamente 40 minutos, aunque siempre dependerá de la potencia del horno que se utilice para esta receta. Cuando veas que las rodajas de calabacín se han convertido en chips notarás que se han dorado y estirado. Saca la bandeja del horno y deja que se enfríen al menos dos horas para que cojan esa textura crujiente. ¡Listo!

Una receta súper sencilla que, aunque lleva algo de tiempo, veras cómo el resultado es genial y podemos conservar este snack durante una semana si lo guardamos bien. Se trata de elaborar un aperitivo a base de zanahoria, ¡está buenísimo!

3 ó 4 zanahorias

En primer lugar vamos a precalentar el horno a 100º. Mientras el horno se va calentando vamos a lavar las zanahorias y las vamos a pelar. Tendremos que cortar cada rodaja excesivamente fina para conseguir que al final quede crujiente. Podemos utilizar un cuchillo bien afilado, o en su defecto, una mandolina.

Colocamos todas las rodajas en la bandeja con un papel de horno. Rociamos con una pizca de aceite vegetal y sal. Introducimos al horno y dejamos que se cocinen durante al menos una hora y media, hasta el punto en que veamos que las zanahorias han perdido todo el agua y empiezan a secarse, y por lo tanto, a estar crujientes. Sacamos del horno y les damos media vuelta y volvemos a introducir por una hora más.

La zanahoria es un alimento que pierde el agua rápido, sin embargo, si quisiéramos hacer otro tipo de snack como la manzana, tardaría mucho más, ya que contiene mucha más agua.

Para finalizar, vamos a apagar el horno y sacamos la bandeja. Dejamos que se enfríen y servimos en un recipiente. No te preocupes si las zanahorias han perdido su forma, se han arrugado quedando como unas auténticas patatas fritas, pues están mucho más apetecibles. ¡Este es el resultado!